Cada rostro de la serie Petite mort I, pertenece a una escena diferente de una película pornográfica de los años 1920; una historia que se ha despedazado, descontextualizado y reubicado para formar una nueva. De este modo, se manipula el sentido primero de estas imágenes presentando otro bien distinto. Mujeres acompañadas de un paisaje (creado específicamente para cada una de ellas) son protagonistas de su placer.
Las cinco piezas están compuestas por transferencias de látex (el cual actúa como soporte) y óleo sobre lienzo pintado por debajo de estas planchas. La imagen figurativa y la imagen cromada se unen gracias a unos pequeños alfileres que dejan espacio entre una y otra; así la luz crea un efecto que potencia la luminosidad de la pieza.
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